La operación de lacado es el resultado de minuciosas elaboraciones que llevan de siete meses a algunos años y exigen precauciones meticulosas. En la producción china predomina la decoración enriquecida con incrustaciones de nácar, marfil, etc. Entre las lacas talladas se deben mencionar las "guri", con capas alternadas de colores rojos y negros. La decoración típicamente china, es la laca de Coromandel. En la laca japonesa predominan los fondos decorativos de oro: un tipo granulado denominado Nashi-ji y otro denominado Kin-ji. Los finísimos productos del arte oriental, influyeron sobre los intercambios entre el Extremo Oriente y Europa, a través de las Compañías de las Indias holandesas e inglesas y de la Compañía de Jesús. La moda de las lacas en Europa estuvo ligada al coleccionismo de ingleses y holandeses que importaron joyeros y biombos lacados. En la época de Luis XV se emplearon revestimientos, paneles y biombos de laca que dieron a los muebles un aspecto exótico (París, Museo des Arts Décoratifs). La laca se comenzó a fabricar por encargo con métodos de producción acelerada. Además se inició una producción europea de barnices a imitación de la laca oriental. Las primeras tentativas de imitación son inglesas a finales del siglo XVII. En Francia, se impusieron artistas como Dagly y los famosos hermanos Martin, que en 1748 se transformaron en laquistas del rey. El vernis Martin permitió la decoración de cualquier tipo de objetos: cajitas, estuches, etc. El mayor empleo se realizó en el campo del mobiliario. La producción de laca veneciana se diferenció porque la superficie del mueble, primero se preparaba con una mano de yeso y cola, que llevaba decorados figuras en relieve en pastilla parcialmente doradas; en este punto, una abundante cobertura de resina transparente daba un brillo y una protección que imitaba perfectamente a la laca oriental. En la Rusia zarista se produjeron cajitas pintadas con temas populares sobre fondo negro, tal producción fue llamada l. Coupokine.